miércoles, 10 de diciembre de 2003

PONZOÑOSAS ALMAS GEMELAS

(Nuestro exclusivo notero, Cacho, nos envía buen material que iremos subiendo en la medida de ir procesandolo. Cacho, millones de gracias)

PONZOÑOSAS ALMAS GEMELAS
(Por Hernán López Echagüe)

Fuera de sí, presa una vez más de un arresto de rabiosa y especular imbecilidad, el pasado 20 de noviembre el ministro del Interior, Aníbal Fernández, retomó su hábito de colocar sobre la cabeza de los piqueteros una aureola diabólica: "Aspiran a una suerte de represión que justifique su existencia", dijo.
El lenguaje que emplea Fernández habría de sumergir en un estado de bruto letargo a cualquier filólogo. ¿Qué entiende él por "suerte" de represión? La represión, que yo sepa, es o no es. ¿O será que a juicio de nuestra suerte de ministro disparar con balas de goma es una "especie" de represión, y hacerlo con balas de plomo, en cambio, comporta una represión a secas?
En octubre de 1994, cuando estaba a cargo de la Intendencia de Quilmes, Fernández fue acusado de haber cometido irregularidades administrativas por el juez Ariel González Elicabe, quien finalmente ordenó su detención.
Fernández huyó de su despacho oculto en el baúl de un automóvil y, por un par de días, se refugió en alguna pocilga duhaldista. Me pregunto, ¿fue una suerte de prófugo o un prófugo a secas?
Pero su perturbación mental alcanza una magnitud digna de una suerte de sopapo cuando concluye que los trabajadores desocupados procuran con ansia ser apaleados para "justificar su existencia". ¿Dónde diablos anduvo Fernández durante las últimas décadas? La existencia de millones de trabajadores desocupados ha quedado cabalmente justificada y probada, con razones y hechos, a causa de la impía política económica que a lo largo de las últimas décadas han impuesto los sucesivos gobiernos, nacionales y provinciales, de los cuales, es dable recordar, él ha formado parte alegremente.
Lo más penoso, con todo, es corroborar que uno de los más acabados y toscos agentes de publicidad del gobierno, Alfredo Leuco, formuló, palabras más, palabras menos, idéntico despropósito el 24 de septiembre pasado en el programa "Informe Central", de América TV: "Da la impresión de que hay grupos piqueteros que están esperando que los repriman para tener más prensa". Y acostumbra repetirlo en su suerte de columna diaria, o suerte de recado gubernamental, en el programa radial "Aquí estamos".
Si consideramos la catadura de Leuco, y, por sobre todas las cosas, su notoria falta de capacidad de discernimiento, resulta imposible sospechar que asesora a Fernández. O sí. Acaso entre ambos, y no sin sumo esfuerzo, en ocasiones logren brindarle forma a algún pensamiento saludable.
Por una sencilla razón de respeto, bueno sería que antes de abandonarse al análisis de alguno de los actos de gobierno Leuco tuviera la honradez de recordarle al fortuito oyente o lector que firmó una fervorosa solicitada apoyando sin rodeos la llegada de Kirchner al poder. Quizá no sea necesario. Basta leerlo o escucharlo.
En una entrevista reciente, Juan Carlos Camaño, secretario general de la UTPBA y presidente de la FELAP desde hace pocos días, se refiere largamente a ese infausto rebaño de periodistas ubicuos e impenitentes, a quienes, con ingenio, comprende bajo el mote de Periodista-CNN. Dice Camaño, entre otras cosas: "Si hay algo que el Periodista-CNN no deja de mencionar es la palabra democracia. Y si hay algo que no deja de reivindicar es la democracia que conocemos, la que hace de marco del desgarrador espectáculo que caracteriza este tiempo de hambre, miseria, exclusión, explotación y violencia cotidiana".
Leuco, suerte de periodista progre que soltó un lagrimón del contento cuando asumió Fernando De la Rúa y aduló a Duhalde.
Fernández, suerte de homo sapiens. Ponzoñosas almas gemelas.
Diciembre 2003.-

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