lunes, 9 de febrero de 2004

Aznar desea para Cuba la intervención yanki, como sus ancestros colonialistas (By Mundo Matero)

Aislado en Europa y despreciado en América Latina, precisamente por su sumisión al mandatario norteamericano George W. Bush, el casi saliente presidente del Gobierno español, José María Aznar, volvió a atacar a Cuba, claro está en Washington, y respaldar la injustificada guerra de Estados Unidos contra Iraq.
El caballerito Aznar emocionado por encontrarse en el Capitolio yanki, apoyado por la presencia, además, nada menos que del vicepresidente norteamericano Richard Cheney.

En un discurso este miércoles ante el Congreso norteamericano, calificado en Madrid de humillante para España, Aznar defendió sin escrúpulo alguno la sangrienta agresión militar llevada a cabo por la Casa Blanca contra Iraq, y no pudo evitar su odio visceral hacia Cuba, evidentemente heredado de sus ancestros colonialistas.

Por cierto, apenas una cincuentena de representantes y senadores -en su inmensa mayoría republicanos-, de un total de 535, asistieron a la intervención del aliado ibérico en el hemiciclo de la Cámara de Representantes. El resto del aforo se llenó con miembros e invitados de la delegación española, becarios del Congreso o funcionarios medios de las cámaras. Esa escasa representatividad fue compensada por Bush, que envió al secretario de Estado, Colin Powell, y a otros tres integrantes de su gabinete para que arropasen al visitante, subrayaron este jueves diferentes periódicos en España.
Los diarios comentaron a su vez, que la intervención de Aznar despertó escaso interés en los medios de comunicación estadounidenses.
El todavía Jefe del Ejecutivo de Madrid lo que quiere para Cuba es una agresión norteamericana, y que la Isla caribeña vuelva a ser lo que fue cuando la metrópoli española la entregó a Estados Unidos a finales del siglo XIX, opinaron medios políticos y periodísticos en esta capital.
Las fuentes coincidieron en que el Premier de este Estado europeo desea repetir la historia de sus ancestros, olvidando lo que ocurrió entonces, cuando los cubanos derrotaron al ejército colonial español, y se libraron años después, con la Revolución de 1959, de los regímenes dictatoriales impuestos por Washington.
Admitieron que los anhelos de Aznar nada tienen que ver con los del pueblo de este país ibérico, que se opone casi unánimemente a la guerra contra Iraq, y tampoco desea plegarse sumisamente a los designios de Washington, como lo hace su Jefe de Gobierno.

Los mismos medios concordaron en que tal conducta del gobernante de Madrid le ha merecido un marcado aislamiento del resto de las naciones de Europa, donde nunca consiguió lograr el protagonismo que ha pretendido tener.
Aseguraron que la postura de Aznar, de alianza sin precedentes con Estados Unidos, en contra incluso de sus vecinos del Viejo Continente, puede ocasionarle altos costos a su formación política, el oficialista Partido Popular (PP), en las elecciones generales que se celebrarán aquí en marzo próximo.

Concluyeron que la postura agresiva de Aznar hacia Cuba, no la comparte la mayoría de los españoles, quienes quieren para la Isla la paz, y la relación familiar y sanguínea que ha unido a ambos pueblos a través de la historia.

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