jueves, 11 de marzo de 2004

VOCES QUE CONFIRMAN UE EL PRESIDENTE DE HAITI FUE OBLIGADO A DIMITIR (by MundoMatero)

Relato del secuestro del renunciante Aristide El depuesto presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, afirmó ayer a la cadena CNN que fue víctima de un golpe de Estado con la complicidad de EE.UU. Testigos y enviados especiales de la prensa francesa confirman su declaración. Washington lo desmiente y anuncia que enviará 2000 efectivos a Haití, como parte de una fuerza internacional mayor.
Efectivos franceses aterrizan en el aeropuerto de Puerto Príncipe, como parte de la fuerza internacional de estabilización del país.

Por Eduardo Febbro

La versión oficial sobre la renuncia “voluntaria” del presidente haitiano Jean Bertrand Aristide difiere en mucho de los relatos aportados por algunos testigos y los enviados especiales de la prensa. Testimonios de periodistas de la prensa francesa, de los allegados del mandatario y otros obtenidos por Página/12 permiten conjeturar que, lejos de haber cedido a las “presiones” de Estados Unidos y Francia, Jean Bertrand Aristide renunció por la fuerza. El mismo afirmó en conversación con la CNN que “un grupo de militares acudió a su residencia y lo obligó a firmar un documento por el cual cedía su poder” bajo la amenaza de que iban a disparar a la población. El ex presidente fue arrestado en su casa, conducido por los soldados norteamericanos al Palacio Presidencial, allí, “asistido” por los embajadores de Estados Unidos y Francia, firmó la carta de renuncia hecha pública luego por el premier Ivone Neptune y, una vez concluido el trámite, Aristide fue llevado al aeropuerto bajo escolta de las tropas norteamericanas. La escena fue relatada el domingo por la radio francesa RTL, ampliada por personal del Palacio Presidencial de Haití, contada ayer por Jean Pierre Perrin, el enviado especial del matutino francés Liberation, sugerida entre líneas por el vespertino Le Monde y confirmada en Estados Unidos por la congresista demócrata Maxine Waters y un amigo norteamericano de Aristide, Randall Robinson.
La información resulta tan verídica que el ex ministro de Economía socialista Dominique Strauss-Kahn denunció el método utilizado por Estados Unidos para forzar la salida de Aristide. Strauss-Kahn afirmó que Washington actuó como “cow-boys” y se preguntó “¿por qué los estadounidenses fueron a sacar de su residencia a Aristide para enviarlo al extranjero pocas horas antes de la decisión de la ONU? El ministro socialista consideró que “había que esperar la decisión de la ONU e ir en nombre de las Naciones Unidas”. El relato más directo de la escena lo hizo Jean Pierre Perrin de Liberation. El periodista cuenta el momento en que fue con su fotógrafo a la residencia del presidente Aristide, situada en Tabare, una de las colinas de Puerto Príncipe. Según narra, al llegar no había ni un solo soldado haciendo guardia. En el jardín estaban los dos helicópteros presidenciales y cuatro vehículos todo terreno. La puerta estaba abierta y, al subir al primer piso, Perrin encontró a un anciano escondido, Joseph Pierre, el portero de la residencia presidencial. “El hombre todavía estaba aterrorizado por los acontecimientos de la noche pasada”, escribe Perrin. Joseph Pierre tenía ganas de contar lo ocurrido. Según narra en el matutino francés, el ex presidente fue secuestrado por el ejército norteamericano: “Hombres blancos norteamericanos vinieron a buscarlo en helicóptero. Se lo llevaron a él y a los hombres encargados de su seguridad. Deberían ser como las dos de la madrugada. Aristide no quería partir, pero los soldados norteamericanos lo forzaron. Lo apuntaron con las armas que traían y estuvo obligado a seguirlos. Después de Dios, los norteamericanos son los más fuertes”. Lo más sorprendente es que, durante la visita a la residencia presidencial, los periodistas de Liberation se encontraron con un soldado norteamericano armado con un M16. “El soldado desapareció sin hacer preguntas y sin responder a las nuestras.”
El eje Washington-Otawa-París organizó la salida del presidente haitiano al mejor estilo de las películas norteamericanas. Helicópteros, fuerzas especiales, aviones con rumbo secreto. Diez años después de haber desembarcado en Haití con 20 mil hombres para derrocar al autor del golpede estado que en 1991 sacó del poder a Aristide, Raoul Cédras, Estados Unidos mandó un puñado de fuerzas especiales para obligarlo a renunciar. Según reiteró anoche uno de los amigos norteamericanos de Aristide, Randall Robinson, el presidente haitiano fue “secuestrado” por los estadounidenses y obligado a dejar Haití por la fuerza. “El presidente Aristide me llamó desde un teléfono celular” de Banguí (República Centroafricana) (...) “Me dijo que había sido secuestrado de su residencia por unos veinte soldados estadounidenses en uniforme de combate y armados. Al final los llevaron hasta un avión y nadie les dijo a dónde iban. Hasta el final del viaje el presidente no supo dónde estaba. Aristide me dijo que se trata de un golpe de estado”.
Washington-París
La escena de la dimisión del “padrecito de las villas miseria” es digna de una ópera. Bajo el estricto anonimato, miembros del cuerpo diplomático revelaron que la “ceremonia” de renuncia tuvo lugar a las seis de la mañana en el Palacio Presidencial. Según uno de ellos, “había como 200 hombres de las fuerzas especiales estadounidenses custodiando el Palacio. Aristide había recibido una oferta que nadie podía rehusar: o firmaba por las buenas o por las malas. Le habían ofrecido firmar y salir inmediatamente del país. Al parecer, Aristide estaba ciego, convencido de que el apoyo popular lo mantendría en el poder. Pero no tenía elección posible. Boniface Alexendre (presidente de la Corte de Casación) había pedido ayuda a Washington y a París. A Aristide se le cerraron todas las puertas. Lo estaban esperando en la puerta para protegerlo y ponerlo a salvo.... En fin, es una manera de hablar, desde luego”. Las versiones con respecto a lo que ocurrió se contraponen. El portavoz de la Casa Blanca confirmó que había enviado un avión a fin de permitir que el “renunciante jefe de Estado” saliera del país, cosa que hizo “acompañado por sus propios guardaespaldas”, recalcó el portavoz.
Lo cierto es que cuando el avión de Aristide aterrizó en la capital de la República Centroafricana, Banguí, en tierra lo estaban esperando soldados franceses y centroafricanos. La “coordinación” entre Washington y París funcionó al milímetro. El ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin, declaró ayer que la partida del mandatario fue obtenida luego de “intensas consultas y una perfecta coordinación entre Francia y los Estados Unidos”. Después del congelamiento de las relaciones entre los dos países a raíz de la oposición francesa a la segunda guerra de Irak, la “renuncia” de Aristide “sirvió como tabla de reconciliación”. Es obvio que al ser el primer país en pedir el despliegue de una fuerza internacional de paz –el 17 de febrero– y luego la renuncia de Aristide (25 de febrero) en momentos en que Washington insistía en que permaneciera en el poder hasta el 2006, Francia le ganó la carrera a la administración Bush.
Según analiza Dominique Moisi, miembro del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, “la indecisión de Estados Unidos intervino en un determinado momento y ello produjo un vacío político que Francia aprovechó para mostrar el camino”. París y Washington parecen entablar ahora una fase de reconciliación. No obstante, si las circunstancias de la partida de Aristide son las que relatan algunos de los protagonistas, un dato peligroso se suma a la gestión de los asuntos internacionales. Desde el año 2001, Estados Unidos derrocó por la fuerza a tres regímenes que antes había apoyado: a finales del 2001 le tocó el turno al régimen talibán (Afganistán), en abril del año pasado Saddam Hussein fue desalojado por las bombas y en febrero de este año Jean Bertrand Aristide se convirtió en el tercer renunciado del siglo XXI.

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