viernes, 2 de enero de 2004

“Kill Bill” Vista de abajo (by El Fisu)

(Nota de Qiu: El sur también existe y mirá pelis, prueba de ello es la nota que nos envía el fisu, sobre la película Kill Bill)

Tarantino presenta una película con origen incierto en la trama, origen que va mostrando de a piezas en el desarrollo de la misma.
Ahondando en variedad de estilos y ya desde la primer imagen, normalmente no concerniente a la película (una especie de presentación estilo cine de los 70), comienza todo una seguidilla de sorpresas que Tarantino supo utilizar todo a lo largo de la misma, induciendo a estados variados en el espectador. Siempre acompañados por el clásico humor de este director.
En distinto capítulos, aunque no por ello en orden, va presentando distintos tipos de secuencias, utilizando todo tipo de recursos fílmicos.
Desde una historia japonesa, pero carente de todo tipo de relación con el clásico animé en lo que a dibujos refiere.
Y el extremo contrario de ese juego. Una historia típica de animé, caracterizada por sus personajes y movimientos, pero realizada con actores reales. Momento en el cual son representados también en escenas de combate físico, todos esos saltos y vuelos imposibles del manga y el animé. Remitiéndonos sino también a las viejas películas chinas de artes marciales.
Un punto digno de mencionar es sin duda alguna el tramo de la película en la cual todo se transforma en una escena de combate contínuo (la búsqueda de O-Ren Ishii en Japón). Una secuencia de combate físico en la cual Tarantino ha demostrado la combinación perfecta a utilizar para hacer una secuencia tan larga y que así y todo no sea cansadora. Una coreografía de lucha brillante en todo momento.
Tanto en esta escena, como a lo largo de toda la película, algo común en todo momento son las “canillas” que puso Tarantino en cada herida de combate. Chorros imposibles de sangre en cada víctima. Efecto el cual realza hasta el límite la más pequeña herida, dándonos una referencia visual de la misma.
Aplica también escenas secuencias desarrolladas al ínfimo detalle, como ser el simple disparo de un arma, pero manteniendo alguna imperfección respecto a la realidad del mismo, como para que aun le dejemos espacio a su fantaseo absoluto.
Demuestra en la historia, los clásicos mitos que rodean a un guerrero. Sus luchas y aflicciones, así como la dureza de su accionar. La absoluta ausencia de piedad alguna en el combate. E introduce conceptos antiquísimos conceptos de códigos de guerreros samuráis. Una eterna venganza.
También muestra inconcordancias que nos recuerdan que es solo una historia no basada en el mundo cien por ciento real, como lo es el hecho de que en un par de tomas, el personaje principal no tenga problema alguno en viajar con el sable samurai a su lado en un avión de línea.
Y la sorpresa también escapa a lo visual solamente.
Repentinamente gran parte de la película es hablada en japonés. Pensemos entonces que de este modo, Tarantino obliga a todos los espectadores a ver su película subtitulada. A excepción de aquellos que dominen tanto el inglés como el japonés (y dentro del japonés, el dialecto utilizado en esta película, ya que son 3 los dialectos japoneses utilizados normalmente). Y en el punto de los subtítulos hay un error muy grosero (cosa a la cual ya estamos lamentablemente acostumbrados aquí). El nombre código del personaje principal representado por Uma Thurman, es presentado como “Mamba Negra”, pero subtitulado como “Cobra Negra”. Cosas absolutamente distintas una de otra.
En fin. Una película que lo tiene todo. Dibujos, peleas, tristeza, mucho humor para descubrir, color, blanco y negro, autos, motos, ironía, ternura, etc.
Para ver más de una vez y descubrir cosas que “seguramente se nos pasaron por alto la vez anterior”.

El Fisu.

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