martes, 13 de abril de 2004

CAMBIAR DE GENERO (By Electra)

"¿Cómo podés tener a alguien secuestrado en el sótano y trabajar en una comisaría a la vez? Eso es imposible, ficción pura",

“El ladrón de orquídeas”

Hace unos días atrás, conversaba con un taxista en mi local. El hombre decía lo siguiente: “Lo que pasa es acá se hacen los tontos. ¿Te crees que ellos no saben dónde están las banditas de delincuentes? Yo, que medianamente giro todo el día en la calle sé, por ejemplo, que cuando veo los cables llenos de zapatillas es porque ahí se vende falopa. Ellos se hacen los que no ven nada. Pero ven. Y saben que es ahí. Pero ni se inmutan, porque el negoción lo deben manejar ellos por detrás. Sinceramente, me parecería más productivo que legalicen ese mercado, que el monopolio lo manejen directamente los canas, y listo”. El hombre me dejó bastante pasmada. No sólo por demostrar lo poco que manejo sobre la política del asfalto; sino por su sencillez en tal análisis. Me llamó la atención su retórica. Es decir, lo común del relato. Lo común de tales sucesos.

Hemos heredado, con el menemismo, una forma bastante peculiar de hacer y ver a la política: la pornografía. Ya no se trata de insinuar. Ni de tratar de correr el televisor para poder vislumbrar una penetración dudosa. Vemos las tetas y los culos. Nos los ponen frente a los ojos; porque, precisamente de eso se trata. Hay que mostrar absolutamente todo. Se expone, se observa, se goza y pareciera que nunca se acaba.

Pero, ya se ha mostrado demasiado.

¿Entonces qué queda? ¿Cotidianeidad? Sí, todo vuelve a su curso, y aquí no ha pasado nada. Y ese el gran peligro de mostrarlo todo. Porque el “todo” se convierte en “nada”. Entonces cerramos el diario, nos ponemos la mano en la frente y decimos: “y, no se puede hacer nada. Es así”. Y yo, cada vez más asqueada de toda esta fantochada. Porque ya estoy un poco grande para seguir en la masturbación intelectualoide.

¿Qué quiero decir con ello?. Que de nada sirve la mera exposición de obviedades. Porque el nudo se palpa. Se ve. Se observa. Lo vemos todos los días. Y cada vez siguen engrosando la lista de lo común. Pero ellos siguen ahí. Mostrándose; como protagonistas de una película porno. Creo que ya es hora de cambiar el género. Y que los actores de estos espectáculos comiencen a hacer otra cosa. Porque a mí, verlos, ya no me causan placer alguno.

No hay comentarios.: