Si bien el país acusa una recuperación económica tras la violenta crisis del 2001-2002, la brecha entre ricos y pobres se agranda revelan fuentes oficiales.
Un reporte del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) afirma que el país tiene ahora la peor distribución de la riqueza de los últimos 30 años y el fenómeno se agudizó después de perder el peso la paridad de uno a uno con el dólar estadounidense.
De acuerdo con la fuente, los datos procesados a fines del 2003 arrojan que el 10% más rico de la población posee el 38,6% del ingreso nacional y gana 31 veces más que el 10 por ciento más pobre.
En el caso de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, indica el INDEC, la situación es aún peor, pues el 10% más rico se queda con el 44,5% de la riqueza y gana 50 veces más que el mismo porcentaje de los más pobres.
El informe refleja que todos los sectores poblacionales- no sólo el más pobre, sino también las capas media alta y media baja- cedieron porcentajes a la más alta.
Hace 30 años, cuando el INDEC comenzó a realizar estos estudios, la distribución de la riqueza en el país era similar a la de algunos países de Europa de mediano desarrollo, pero ahora se ubica entre los estados con mayor inequidad de toda Latinoamérica. Como causales de esta situación tras la devaluación de inicios de década, el Instituto señaló la inflación así como el incremento de la desocupación y de la pobreza.
Subraya que, aunque a fines del 2002 se inició un proceso de reanimación de la economía, la riqueza creció, pero los sectores bajos y medios no se beneficiaron de ello.
Acota que, a pesar del incremento del empleo, el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones continuó contraído, a lo cual se agregó los bajos sueldos de los nuevos ocupados.
El desempleo y el subempleo sumados afectan en el país a 5.000.000 de personas, cerca de la mitad de los 10.000.000 de familias estipuladas.
El informe indica que en estos momentos hay 14,4% de desocupados, que aumenta al 19,5% si se les suma quienes están ahora beneficiados de los planes de asistencia social de jefes y jefas de Familia.
Remarca que luego de la recuperación inicial, muy pronunciada en el 2003, comenzó a desacelerarse el empleo y, además, quienes hoy consiguen un trabajo devengan un salario más bajo de los que ya estaban ocupados, lo cual se califica de reproducción del círculo de la pobreza y, en muchos casos, de la indigencia.
Cataloga de mínima la calidad del nuevo empleo, pues se localiza prioritariamente en puestos informales, por lo cual el 47% de los asalariados está trabajando sin seguridad social, en total desamparo, afirma INDEC.
En ese caso, advierte un centro de estudios privado, está el 80% de las mujeres que sostiene un hogar pobre en el país, según publica Clarín, quienes además obtienen sueldos inferiores a los de los hombres.
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), que basó su análisis en los datos ofrecidos por el INDEC, deduce que entre el 2001 y el 2003 los hogares pobres que pasaron a ser sostenidos por mujeres se duplicó de 375.000 a 670.000.
Tras afirmar que ellas son muy vulnerables en lo que respecta a las distorsiones de las regulaciones laborales, indica que el ingreso en los hogares pobres mantenidos por una mujer es 25% menor que donde el cabeza de familia es un hombre, porque ellas reciben, como promedio, 320 pesos (casi 109 dólares), mientras ellos obtienen 420 pesos (unos 143 dólares).
En el caso de las mujeres jefas del hogar, el empleo informal y sin amparo social abarca al 80% mientras en los hombres con el mismo estado es del 54%.
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Fuente: Argenpress
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