lunes, 24 de mayo de 2004

YO, LUISITO (By Cacho)

LUIS MAJUL Y SU DOBLE CARA


Por Christian Sanz y Fernando Paolella

"Acá nos ocupamos de los temas de la gente, y hacemos un programa para ella", dijo Luis Majul al inicio de su programa La Cornisa del domingo 16 de mayo. Horas antes le había cortado contundentemente el rostro a una joven estudiante de Éter que cometió el imperdonable pecado de llamarlo a su domicilio un domingo. Desde su estatura profesional, se sintió indignado ante tamaña intromisión que alteró su sagrado descanso dominical."¿A vos te parece llamarme a mi casa?", dijo molesto antes de que su atribulada interlocutora pudiera completar siquiera una frase."Bueno, discúlpeme", atinó a expresar la joven ante la indignación del periodista estrella."No, no te disculpo", le contestó Majul desde el otro lado del auricular. El sonido del clic le devolvió a él su tranquilidad, y a ella la sumió en un sensación desagradable muy cercana a la desazón.
¿Doble cara?
Ante las cámaras se presenta como un individuo comedido, preocupado por los temas que aquejan a la ciudadanía y se puede decir que trata de parecer galante. También manifiesta ser poseedor de una acendrada sensibilidad, pero a la luz del suceso arriba narrado, es muy posible que sólo estas virtudes mediáticas sean sólo eso."Estando con un tipo al que yo respeto mucho, como es Jorge Rial", dice en cámara y hace gala de poseer una honda preocupación por el estado de salud de Diego Maradona. Hasta se solidariza con su hija Yanina, porque el psiquiatra de su padre le impidió verlo justo el día que cumplía 15 años. Y pone cara de compungido y todo, la misma que puso cuando alegó que su ex amigo Jorge Lanata lo "traicionó".
Todo esto es muy lindo, pero si se remite al comienzo de esta nota se puede inferir que el periodista reputado en cuestión se muestra de una forma bajo las luces de león, pero cuando estas se apagan es lo opuesto. Como si se tratara de una versión vernáculo de Jekyll y Hyde, pero altamente expuesto al sol mediático que cada domingo baña La Cornisa.
Para saber qué clase de periodista es Majul, sólo hay que observar el trabajo que realiza. Lo que este personaje hace no puede llamarse "periodismo". Sus preguntas no son nada incisivas y muchas de sus entrevistas huelen a "operaciones de prensa".
Baste observar las infantiles preguntas que efectúa a Elisa Carrió toda vez que la invita a su programa o la sospechosa entrevista (¿lavado de imagen?) que le hizo a Palito Ortega luego de que este fuera denunciado por el programa de investigación PuntoDoc/2 dos días antes.
Pero hay una historia que pocos conocen y que muestra la verdadera cara de Majul.
En el año 1979 la familia Vigil, Editorial Atlántida y algunos periodistas que trabajaban allí, asociados con la Escuela de Mecánica de la Armada, simularon un reportaje a una madre secuestrada para engañar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
A esos efectos, sacaron de la ESMA a una mujer llamada Thelma Dorothy Jara de Cabezas y la llevaron a Montevideo junto a marinos y hombres de prensa. Una vez allí fraguaron y publicaron un reportaje con la detenida y lo publicaron en varias revistas de Editorial Atlántida, junto a sendas fotos en las que se veía a Jara de Cabezas sonriendo junto a un conocido monumento de la ciudad uruguaya.
¿Cuál era la utilidad? los marinos de la ESMA mostraban estas revistas a los visitantes de la Comisión de Derechos Humanos para hacerles creer que el tema de los desaparecidos sólo tenía que ver con una campaña en contra del país y que esas personas por las que reclamaban estaban gozando de buena salud en el exterior.
Este escándalo que fue develado oportunamente por el ex legislador Eduardo Varela Cid, nunca terminó de sincerarse, ya que nunca se habló de los periodistas que ayudaron a pergeñar semejante aberración. Sus nombres permanecieron ocultos bajo siete llaves y ningún periodista -por cuestiones de corporativismo- quiso indagar demasiado.
Quienes escriben estas líneas han podido saber, por parte de dos fuentes independientes, que uno de los corruptos que ayudó a los marinos de la ESMA a "armar" los artículos falaces es el mismísimo Luis Majul.
La propia Jara de Cabezas confirmó lo antedicho sin animarse a nombrar al periodista: "había periodistas que tenían una actitud avergonzada: 'espero que no me hagan firmar esta nota', dijo uno, y efectivamente se publicó con un seudónimo".
Concluyendo
"¿La televisión es un servicio público?", le preguntó Majul a su amigo jorge Rial. Sí, el periodismo también lo es. Y el profesional del mismo es un servidor público, por lo tanto está eximido de rayarse mal cuando alguien lo llama en un domingo para pedirle simplemente una ayuda.
Pues la fama como tal puede ser caminar en el filo de una cornisa, pero si de ella se cae, levantarse puede ser muy engorroso.

FERNANDO PAOLELLA Y CHRISTIAN SANZ

No hay comentarios.: